Recuerdo lo feliz que estaba por ver el amanecer desde un avión, era la hora perfecta y estaba lista para guardarlo, en mi mente en cámara o cómo fuera, sin tomar en cuenta que la salida del sol es por el este yo viajaba hacia el norte y del lado izquierdo del avión, pude ver un poco a través de las ventanillas de enfrente sin embargo no pude acercarme, a pesar de mi desfortuna, hice tomas muy bonitas de mi lado, lo que me hizo pensar, no siempre tocan los amaneceres de tu lado pero si observas y sabes apreciar sin importar en dónde estés, te va a tocar la belleza de un rayo de sol, vivimos quejándonos, pero en realidad no vemos que nos rodeamos de cosas buenas, de belleza e inmensidad. Siempre toma lo mejor sin importar desde dónde mires el horizonte, recuerda que el amanecer y el atardecer siempre salen, todos los días el sol sale y se esconde, hace su recorrido exactamente igual sin parar ni, no espera a que busquemos un buen lugar para verlo, nosotros somos los que necesitamos movernos para quitar obstáculos y poder observarlos, pero si no estamos viendo y perdimos el amanecer y no volteamos por que distraídos olvidamos el atardecer, mañana habrá una nueva oportunidad de apreciarlos sin importar desde dónde, las gratificaciones llegan sin pensarlo, solo hay que estar muy atentos para no perdernos de ellas, no dejes de avanzar disfrutando el viaje, no corras sin observar a tu alrededor por llegar más rápido, si debes detenerte por algo no te sientas culpable, en algún momento llegarás al mejor lugar para ver el amanecer.